Crewe, 10 de Julio de 2007.
Hoy quiero contarte lo que nos sucedió anoche.
Como ya conté ayer en la estación de tren de Dundee, teníamos una reserva hacia Crewe en un tren nocturno y estábamos esperando a que fueran las 22:30 para tomar el tren. No nos podíamos creer que estuviésemos de nuevo en ese pueblo donde no había nada para ver y donde los comercios cerraban a las 16:30 de la tarde. ¡Los escoceses son tan raros! Pero allí estábamos y faltaban aún dos horas para la salida del tren. Estábamos solas en la estación y de repente empezaron a venir un montón de escoceses... con montones y montones de botellas de cerveza y whisky escocés. No nos acordábamos de que era domingo y de que había habido fútbol, así que hasta Dundee habían llegado gentes de todas partes de Escocia para verlo. A las 22:15 pensamos que pronto acabaría nuestro suplicio, porque los escoceses habían empezado a cantar, con un ritmo un tanto cuestionable, canciones que por estar en escocés no entedíamos nada. Así que miré el tablón luminoso para ver nuestro tren... y no estaba.
Se lo dije a mi hermana y miramos bien el papel de reserva que habíamos conseguido dos días antes. Para nuestra desesperación descubrimos que la reserva estaba hecha para ¡una semana después! No me podía creer que fuéramos a quedarnos tiradas en ese pueblo lleno de escoceses que cada vez bebían y desentonaban más sus canciones. El guardia nos dijo que salía un nocturno que pasaba hacia Crewe una hora después, pero que sin reserva... no íbamos a poder subir.
-¿Que no? -dije muy segura yo.
-¿Y cómo lo vamos a hacer? -preguntó mi hermana.
-Esto es cuestión de táctica -continué yo-. Tenemos tres opciones. La primera es enfadarnos mucho. Nos subimos al tren y cuando el revisor diga que no tenemos reserva, nos hacemos las ofendidas y le enseñamos el papel. La segunda es hacer como que no entendemos nada. Tú repite mucho "yo... española... inglés... no entiendo... mañana, yo, en Crewe..." y del tren no nos bajamos.
-¿Y la tercera? -preguntó poco convencida mi hermana.
-Llorar.
Cuando el tren por fin llegó, nos subimos a él y milagrosamente... ¡había habido un error informático y no tenían la reserva de nadie! Así que el revisor nos asignó unos asientos y allí que nos quedamos...
En la siguiente parada, una mujer se subió y mirando su nombre en nuestros asientos nos dijo en un inglés muy educado.
-Sorry, this is my seat.
Mi hermana y yo la miramos.
-No... this is MY seat.
-But -la mujer seguía viendo su nombre y apellidos en un papelito enganchado al asiento-, this is my name.
-No -dijimos-, this is MY name.
La mujer no podía creerse que nos llamáramos igual que ella, así que fue a hablar con el revisor, le explicó lo del problema informático y le dio otro asiento. Nosotras nos tranquilizamos, nos pedimos una sopa caliente en el restaurante y disfrutamos del viaje que terminaría a las 6:20 de la mañana siguiente en Crewe.
Por la mañana me despertó mi hermana zarandeándome:
-Crewe... Crewe... -decía con ojos aún casi dormidos.
Yo abrí los míos y miré el reloj: las 5:40. No podíamos estar en Crewe. Fui a decírselo, pero al mirar por la ventana vi una estación de tren y un cartel que anunciaba el lugar donde nos encontrábamos.
CREWE,
decía.
¡¡¡¿¿QUÉ??!!!
Sin decirnos nada (mi hermana no dejaba de repetir Crewe señalando la ventana), nos levantamos y fui a por nuestras mochilas. Pero cuando intentábamos salir por el estrecho pasillo, la señora a la que le habíamos robado el nombre la noche anterior nos detuvo poniendo un brazo en mitad del pasillo para que no pasáramos.
"Es su venganza", pensé yo.
-This is not London, is it? -nos dijo.
-No, it's Crewe -dije yo intentando apartar su brazo para salir.
La mujer no sólo no lo apartó, sino que además, hizo más fuerza.
-But, this is not London. This is Crewe.
No me lo podía creer.
-I know it! -gritó mi hermana.
La mujer, aún confundida y con la seguridad de que debíamos ser dos locas escapadas de algún manicomio español, apartó su brazo y fuimos hacia la puerta... que no se abría. El tren estaba a punto de salir y la maldita puerta no se abría. Al final, después de apretar el botón varias veces, conseguimos que se abriera y bajamos. A pesar de que pensamos que íbamos a tener una salida de película, en donde nada más bajar del tren el silbato sonase y el tren se marchase dejándonos triunfalmente en Crewe por los pelos... el tren continuó en la estación durante tres cuartos de hora más.
Bueno, al menos estábamos en Crewe, hemos conseguido nuestro objetivo del día. Ahora mismo estamos esperando otro tren que nos deje en Holyhead para tomar el ferry hacia Dublín. Espero que el viaje sea un poquito más tranquilo. Al menos durante el día de hoy, porque después de semana y media hemos aprendido que en un viaje como éste, nada va a resultar fácil y mucho menos tranquilo.
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¿Qué me decís? ¿Real o imaginario? Esperaré a que pongáis varias respuestas para revelároslo.
Nos vemos en clase.
jueves, 12 de noviembre de 2009
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Tiene mitad y mitad, pero que hoy en día y como estan laas tecnologías que se equivoquen en el tren no es muy creible: YO DIGO QUE ES IMAGINARIO
ResponderEliminarjaja yo digo que es real porq puede haber equivocaciones facilmentee y creo q es posible que si estuvieras alli
ResponderEliminarCuando contesten varias personas más, os digo cuál de las dos ha acertado.
ResponderEliminarCarmen, ¿que un error informático no es posible? Aunque la informática esté muy avanzada, muchas veces hay errores informáticos, sobre todo dentro de un tren, donde no tienen un ordenador para comprobarlo.
Natalia, ¿que puede haber equivocaciones fácilmente? No conoces a los revisores de tren: al mínimo error te echan del tren y se quedan tan felices. ¿De verdad crees que un revisor inglés (con el carácter que tienen) nos dejaría viajar sin reserva?
Hala, ya os he líado a las dos :-P
jaja sigo con mi respuesta pero me referiaa a q claro que pueden haber errores informaticos!!
ResponderEliminarpero no creo que le dejara subir sin llevar reserva porque hoy haces eso y te dicen que no.
ResponderEliminaryo sigo con que es imaginario
Bien, pues visto que nadie más quiere opinar, os voy a revelar ya la respuesta.
ResponderEliminarEl diario de viaje es REAL.
Totalmente verídico. Hace tres veranos hice con mi hermana un viaje con InterRail por Reino Unido y esta anécdota nos ocurrió cuando salíamos de Escocia rumbo a Irlanda. Es cierto que ponen mucho empeño en no dejar entrar a nadie sin reserva, pero como nosotras la llevábamos, el hombre no se dio cuenta de que era para una semana después. Y lo del error informático también ocurrió, lo cual demuestra que tuvimos una suerte impresionante, porque de no ser por eso, hubieramos dormido a la intemperie en la estación de Dundee.
Y por mucho que os cueste creerlo, esto no es lo más extraño y absurdo que nos pasó en ese viaje.
Gracias a las dos por opinar. Seguro que lo tendré en cuenta a la hora de poner la nota final.
lo sabiaaaa...jajaj
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